[For now, Spanish Only…]
Mi afición por la fotografía viene de lejos, desde pequeña mi padre tenía instalado al lado de nuestro cuarto de juegos su pequeño cuartito oscuro, donde revelaba las fotografías que le hacía a mi madre. Al principio inconscientemente nos ibamos empapando de la técnica fotográfica, poco después nos fue enseñando a revelar manualmente, ambas aprendiamos, nos divertíamos y nos pasabamos las tardes con él en un cuarto bañado solamente por una ténue luz roja, viendo como por arte de magía la imagen iba apareciendo en el papel al contacto con el líquido revelador.
Yo fuí la segunda (como en todo a lo largo de mi vida) en entrar en este hobby. Un hobby que poco a poco se fue convirtiendo en una forma de ver el mundo. Con el tiempo me inscribí en el ciclo formativo de Fotografía Artística en Sevilla y a raiz de comenzar las clases, conocer a personas tan apasionadas por este soporte creativo y empezar a compartir su enorme afición por ella, me fuí enamorando de la manera en el que las cosas se veían a través de la lente de mi Canon, me fuí enamorando de un mundo que solo yo podía crear, lleno de colores y formas, lleno de sentimientos y conceptos.
Hasta ahora, con algunos altibajos, ha formado parte de mi trabajo creativo y siempre formará parte de él porque es una pieza muy importante del puzzle que me hace tal y como soy y que necesito cuando me falta.
